Ciencia + ficción no es igual a ciencia ficción

A veces, cuando oigo o leo comentarios sobre “la unión de las dos culturas” me suena a esa tópica respuesta de candidata a Miss Universo cuando, ante un micrófono y hecha un manojo de nervios, dice que su mayor deseo es “la paz en el mundo”. Una declaración vacía de cara a la galería, que está en boca de todos y que pocos se toman en serio.

Uno de los modos de conseguir esa fusión (cuando se desea perseguir de manera sincera) es utilizar la ficción para recrear la ciencia. El problema es que para mucha gente la asociación de ciencia y ficción es una mera operación aritmética que solo arroja un resultado: la ciencia ficción.

La ciencia ficción, como sucede con otros géneros literarios, relata algo que podría suceder. Para ello debe establecerse un pacto ficcional, un acuerdo tácito entre autor y lector mediante el cual este último acepta introducirse en un mundo manifiestamente irreal, pero reservándose el derecho de juzgar la verosimilitud del relato. En la ciencia ficción este pacto va más allá: a lo irreal de la historia hay que añadir lo imaginario de la ciencia en la que se basa. 

Por este motivo me han sorprendido los resultados del Concurso de Microrrelatos científicos de la Fundación Aquae. En la convocatoria del certamen aparece el siguiente texto:
En la búsqueda continua de mecanismos originales y accesibles a través de los que divulgar la ciencia, Fundación Aquae convoca anualmente su Concurso de Microrrelatos, que premia historias breves, de menos de 100 palabras, cuyo tema central sea la ciencia en cualquiera de sus vertientes: ciencia, innovación, progreso, arte y ciencia, agua o nuevas tecnologías.
A pesar del espíritu divulgativo que parece tener el concurso, y para mi perplejidad, el jurado ha seleccionado como ganadores dos relatos de ciencia ficción. Son estos:

MUNDO INTELIGENTE
Con un guiño de mi ojo mi ventana inteligente se abre. Veo calles inteligentes, edificios inteligentes, autopistas inteligentes. El mundo conectado a la Internet. No es ciencia ficción. Es la Cuarta Revolución, ¡todos la estábamos esperando! Un punto rojo se enciende en mi escafandra. Me queda un día de oxígeno. Soy el único ser vivo en todo este mundo inteligente. De repente un objeto volador no identificado se posa en el vidrio de mi casco. Leo: insecto hemimetábolos paurometábolos de cuerpo aplanado, que miden del orden de 3 cm a 7,5 cm. ¡Una cucaracha! ¡Al menos no moriré solo!
(Henry José González Ortiz)


EL AROMA DEL AMOR
Subió alegremente hasta la cima de una montaña. Era un niño como de unos 12 años y llevaba una caja de cartón a cuestas. Al rato se sentó y empezó a jugar con las cosas que había llevado. Reía mucho. Me acerqué intrigado y señalando la caja, me dijo: “Inventé una máquina que irradia amor”. Me senté junto a él, le ayudé a hacer varios ajustes y el cielo brilló con más fuerza.
(Jhon Javier Granada Aguilar)


Vaya por delante que la ciencia ficción me parece un género fascinante con el que he disfrutado desde niño. También puede ejercer influencia en la vocación científica de muchos de sus lectores. Además, se convierte en un recurso didáctico valioso como muestra la asignatura “Física en la Ciencia Ficción”, que creó Sergio L. Palacios en la Universidad de Oviedo). Pero en el contexto de este concurso me parece totalmente inapropiado emplear la ciencia ficción por dos razones. La primera debería ser suficiente: no es un certamen de microrrelatos de ciencia ficción, aunque la segunda es la más importante: si se pretende divulgar la ciencia mediante un microrrelato hay que usar la ficción para recrear la ciencia real, no usar ciencia especulativa para crear ficción.



Esta discrepancia no solo aparece en el fallo del jurado, sino en la idea de “concurso de microrrelatos científicos” que tienen un número considerable de participantes, dada la cantidad de relatos de ciencia ficción que se han enviado al certamen. Son varios los motivos que ocasionan esta sorprendente situación en lo que debería ser otro tipo de relación ciencia-literatura:
  • En el caso particular que ilustra este concurso, el empleo de ciencia ficción para divulgar ciencia denota escasa motivación (o muy poca imaginación) para explorar las posibilidades de la fusión ciencia-literatura. Para algunos es más asequible inventarse una tecnología futurista en un escenario fantástico que documentarse sobre ciencia y recrearla en un relato. Para otros es una cuestión de familiaridad; la ciencia ficción es el único género que han conocido y que conciben para relacionar ciencia y literatura.
  • En otros casos existe, sencillamente, aprensión a utilizar la ficción. Si en algunos círculos se considera que la divulgación es ya un modo de desvirtuar la ciencia, incluir la ficción sería una deformación añadida y, por lo tanto, inaceptable. Este temor también proviene del tono didáctico con el que, inherentemente, siempre se ha vestido la divulgación, que busca el rigor y la precisión para incrementar los conocimientos científicos del público.
Afortunadamente, hay participantes cuyos microrrelatos encajan perfectamente en la temática del concurso y que, en mi opinión, son ejemplos de lo que el jurado debía haber tenido en cuenta:

DISCORDANCIA
Aturdido por no poder encajar en sus ideas el más reciente y extraño de los descubrimientos que había realizado en las islas Galápagos, Charles Darwin salió de su camarote y, a pesar de la lluvia, comenzó a pasear por la cubierta del HMS Beagle. Mientras tanto, en la bodega, los dos últimos ejemplares vivos de ángeles sobre la Tierra desconocían aún que nunca llegarían al final de aquel viaje.
(Raúl Clavero)

LA MÁQUINA DE VAPOR
El agua del cilindro comenzó a burbujear. El émbolo se movió hacia abajo y luego hacia arriba. Ese movimiento se tradujo en una rotación en el eje. Cada vez más rápida. Esta vez no había que mover la manivela. Ahora la fuerza de la naturaleza, la del vapor, lo liberaba del trabajo pesado. Alguien tiró una piedra contra la ventana del cobertizo. Y otra más. Gritos. El progreso no es nunca bien recibido. El hombre apagó el fuego de la caldera, anotó algo y salió discretamente por la puerta trasera.
(Óscar Montero)

Serían candidatos excelentes para haber ganado el concurso. Son textos basados en conceptos reales y reconocibles de la ciencia, en los que la ficción se asoma para dar un golpe de efecto en el desenlace de la historia. El microrrelato tiene una característica en común con la ciencia experimental: es también un ejercicio de precisión que elige cuidadosamente el lenguaje y los detalles, y al igual que una expresión matemática puede contar algo muy pequeño con un gran significado.

En definitiva, creo que habrá lectores que estarán de acuerdo conmigo en que resulta más atractivo (sobre todo si se pretende llevar la ciencia hacia público no habituado a ella) contar la ciencia empleando puntos de vista inusuales con el apoyo de la ficción. De este modo se puede, por ejemplo, contar una tragedia de Shakespeare en forma de paper.

EL AMOR EN MATRACES REVUELTOS, NO AGITADOS
Abstract
En el presente trabajo se plantea estudiar el romance mutante entre dos cepas de Homo cupidensis mediante el análisis in vivo de su interrelación. Para asegurar la incompatibilidad génica entre ambas cepas, fueron sometidas a un tratamiento mutágeno previo consistente en ácido montescoico para la cepa H (en adelante, Romeo), y en capuleteína para la cepa M (en adelante, Julieta). Tras su siembra en el mismo medio de cultivo, se observó la imposibilidad de intercambio genético entre las cepas, a pesar del insistente acercamiento romántico-molecular de varias colonias. Una siembra en medios de cultivos separados fue realizada, lo cual indujo espontáneamente en Julieta una mutación que disminuyó su tasa metabólica hasta niveles indetectables. Al volver a unir ambos cultivos, la mutación de Julieta no fue revertida inmediatamente como hubiera sido esperable, sino que provocó una mutación letal en Romeo por gradiente químico. Esta reacción oscilante retornó a las colonias de Julieta haciéndolas sucumbir, finalmente, por estrés osmótico.
(José Antonio Bustelo)

También se pueden practicar formas híbridas combinando, por ejemplo, el microrrelato y el sciku.

  LOS FEYNMAN
Arline, tendida en la cama del hospital, contempla la luz que se cuela por las estrechas ranuras de la persiana. Richard la mira desde la puerta. 
—Rich, ¿no te parece hipnótico este baile incesante? 
—El movimiento browniano,
motas de polvo flotando en el aire
observadas por Lucrecio. 
—Por cierto, ¿sobre quién vas a hablar en tu conferencia de mañana? 
—El círculo se deforma.
Es Kepler anunciando su herejía
de imperfección en los cielos. 
—¿Aún sigues obsesionado con esos poemas japoneses? 
—Los versos, como la Física,
captan lo bello a múltiples escalas,
como tus ojos de haiku.
 (José Antonio Bustelo) 

O puede narrarse esta noticia sobre la evidencia de polinización más antigua conocida.

ÁMBAR
Se trata de dos hembras con sendos cargamentos. Una de ellas fue atrapada con 150 granos encima y la otra con 137. Supongamos que los necesitaban para criar a su prole. Supongamos.
La historia no parece un cuento de hadas.
Pero tratemos de imaginar la escena en su contexto real. Ahora: el tiempo detenido en el interior de una gota traslúcida y rubia como un caramelo. Entonces: gimnospermas y frondes de helechos bajo un cielo magenta. Al fondo un braquiosaurio señorea el pantano.
Dos ejemplares de Gymnopollisthrips minor cargadas con granos dorados de polen están a punto de llegar a su nido con el botín. Justo en la frontera entre el bosque y el lodazal una gota de resina pende indecisa del borde de una rama. Al paso de la comitiva se precipita sobre la prueba más antigua de polinización por insectos, que ahora mismo -cien millones de años después- está siendo examinada por ojos asombrados y expertos en el sincrotrón de Grenoble.
Sigue sin parecer un cuento de hadas. Pero si nos paramos a pensar en toda la tradición de huerfanitos que nos ha brindado el género, no podemos dejar de sentir una cretácica compasión por las pobres larvas que esperaban a sus mamás en ese remoto nido.
El azar puede ser un ogro, y ya sabemos que la selección natural siempre ha sido una madrastra implacable y cruel.
(Paz Monserrat Revillo)


O puede crearse una escena inquietante sin recurrir a seres extraterrestres, aunque lo puedan parecer.

LA INVASION DE LOS FUNGI
Mientras nosotros andamos distraídos, atareados o preocupados cambiando los miedos de lugar, ellos brotan sin descanso ahí abajo. Nos rodean, nos acorralan, tejen una alfombra bajo nuestros pies. Abren sus sombrillas, engullen lo muerto y lo regurgitan para devolverlo a lo vivo. Su discreción es legendaria. Su palidez, mortal. Su labor malinterpretada. Pero no desisten en su empeño. Frenéticos, abren y cierran sus paraguas, expanden sus micelios, beben con avidez. Como si en ello nos fuera la vida.
(Paz Monserrat Revillo)

Y si aún no os he convencido con estos ejemplos, insistiré una vez más, pero permitidme que lo haga en verso.

ELOGIO DE LA CIENCIA NARRADA
Soneto

Esos que al público la ciencia explican
en lengua clara y de jerga carente,
extienden tu cultura velozmente,
mientras ciencia y cultura reivindican.

No comprendo de los divulgadores,
en su afán didáctico y académico,
el uso de estilo sobrio y anémico.
Os pido ser un poco trovadores.

Quiero leer historias a mansalva
donde se junten ciencia y emoción.
Mirad que la ocasión la pintan calva.

Recrear la ciencia con la ficción
fija la atención del vulgo y la salva.
Tenedlo en cuenta y pasad a la acción.

(José Antonio Bustelo)

Aquí os enlazo algunos ejemplos más de escritura científica creativa.

Darwin escribe un whatsapp

Jitanjáforas y jergas científicas

Catenas, la ciudad de los empedrados

Diario de un protón

________________________________
Los textos de Paz Monserrat Revillo han sido extraídos de su blog Crónicas desenfocadas.

Comentarios